LA MURALLA TOMA PARTIDO POR NUESTRAS RAÍCES.

POR LAS VOCES PROHIBIDAS EN LAS PÁGINAS DE LA HISTORIA OFICIAL.

POR LA MEMORIA ACTIVA, POR UNA JUSTICIA POPULAR Y SOCIAL.

LA MURALLA TOMA PARTIDO POR LOS VERDADEROS REFERENTES

QUE LUCHARON Y LUCHAN POR UNA HUMANIDAD MEJOR.

LA MURALLA TOMA PARTIDO POR NUESTRA GENTE, COMPROMETIDA Y SOLIDARIA.



11 de marzo de 2013

Entrevista realizada por la periodista Marina Nill, de Resistencia, Chaco


CRONICAS CARCELARIAS



LA ALEGRIA

     Sería una perogrullada decir que en la cárcel el dolor tiene una presencia omnipresente, porque, al dolor de ser humillado, golpeado y torturado, se agrega el de ser alejado de los seres que nos importan, nuestras familias, nuestros compañeros, y aunque todos se esfuerzan en hacernos sentir acompañados, el ser humano necesita, además, el contacto corporal, ese abrazo interminable que nos damos los que logramos salir con vida de ese encierro siniestro. Esas ganas de trasmitir al otro el agradecimiento por la contención epistolar, esas pintadas que florecen por todo el país exigiendo la libertad de los presos políticos y que nos emocionan tanto al salir y leerlas viajando en colectivo (una vez encontré a un muchacho que se quedó cerca de 15 minutos leyendo una pintada de esas y por eso me dí cuenta que era un liberado reciente). Todas las emociones están presentes en ese abrazo, y también esas ganas de gritar que no salimos vencidos, que las ganas de derrotar a la dictadura sigue intacta y que el compromiso con nuestra clase es inalterable.

     Todo esto es inútil tratar de que lo entienda un represor, su condición de renegado de su clase, su obligación de reprimir una marcha o una huelga porque una orden superior así lo exige, aunque en esa manifestación esté su padre o su hermano, hace a su condición de mercenario al servicio de su propio enemigo.

      Alguna vez, cuando alguien, desde su celda contaba un chiste en voz alta para que lo escuchemos todos detrás de otras rejas y se escuchaban las risas del resto de las celdas aunque no nos veíamos, porque están alineadas, entró al pabellón un guardia cárcel y entre molesto y asombrado  nos preguntaba en voz alta y de mal tono “…y ustedes, ¿de que se ríen?”, alguien le contestó que nos reíamos porque estábamos vivos y otro agregó “…porque nosotros nos vamos a ir de acá, en cambio vos estás condenado a estar encerrado toda la vida”.

     Los guardias no pueden entender que la lucha es alegría, porque ellos no luchan por un  ideal, a ellos los disfrazan con un uniforme vergonzante y se transforman en sirvientes de una institución desprestigiada para hacer el trabajo que ningún ser humano que se respete aceptaría hacer, y hacer esa tarea para la dictadura, hace retroceder al hombre hasta andar en cuatro patas.

     Luego de tanto tiempo que nos separa de aquellos años, hoy nos planteamos que en realidad lo asombroso e incomprensible es que esos seres puedan encontrar un motivo para dibujarse una sonrisa en la cara.



Ramiro Ross