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1 de enero de 2010

Borda XVII



¿Seré un viejo protestón o pertenezco a los que solo ven la parte vacía del vaso?, a veces creo que el vaso está definitivamente vacío, pero bueno, vamos a lo nuestro.

Hace 2 semanas logramos algo que veníamos gestionando hace 2 o 3 meses. A través de una compañera de Radio Babel, nos enteramos que la orquesta Ensamble Musical de Buenos Aires, se ofrecía gustosa a realizar un concierto para los internos del borda, por supuesto no podíamos desperdiciar esa oportunidad única para los internos, espacio teníamos de sobra (el hospital cubre 16 hectáreas entre parques jardines, pasillos, etc.), los músicos estaban encantados de poder hacer el concierto, no nos cobraban ni un peso, así que de puro ingenuos, fuimos a dar aviso de tan buena noticia a la dirección del hospital. ¡¡¡para que habremos ido!!!, la respuesta fue NO, que se corría el riesgo que algún interno lastimara o agrediera a algún músico, que algún interno le rompiera el instrumento a los músicos, que por ser de concierto son muy caros, que ...que se yo, mire, nos pusieron mil trabas, todos los días íbamos a discutirlo, era un hecho inédito para el manicomio, y en todo el mundo se estaba estudiando la acción terapéutica de la música sobre los enfermos mentales y con resultados mas que auspiciosos, conseguimos informes de todas partes del mundo, los 'amenazamos' con dar a conocer a toda la comunidad terapéutica su negativa, con el desprestigio que eso les ocasionaría, bueno, para no aburrir al posible lector, la orquesta llegó un sábado soleado del marzo, del ómnibus bajaron 20 músicos con sus partituras, sus instrumentos y sus atriles, les conseguimos sillas y se preparó un improvisado escenario.
El concierto no solo fue un éxito por la presencia masiva de los internos, nadie se quería perder la oportunidad, única para la inmensa mayoría, de escuchar música de esa calidad, con la orquesta en vivo en el medio del patio del hospital. El repertorio incluyó desde Mozart hasta Piazzolla, y los internos (y nosotros) estábamos extasiados y felices. Fue un final feliz, sin músicos agredidos, ni instrumentos dañados, solo algún músico sofocados por los abrazos efusivos de los internos a los que no están acostumbrados en sus conciertos. Al terminar nos sorprendió la cantidad de fotógrafos y periodistas que habían llegado enterados, vaya uno a saber como, del concierto, ya que nosotros no habíamos hecho correr la voz pues la orquesta nos había pedido que se hiciera publicidad del acto, ya que no querían especular con eso y que solo les interesaba tocar para los enfermos.
La sencillez y humildad de los músicos, que permitían a los internos tocar sus instrumentos y les explicaban que querían decir esos papeles y como se leía ese lenguaje extraño que eran las partituras nos emocionaron, pero...siempre hay un pero, veíamos como la dirección del hospital y algunos jefes de servicios se prestaban a hablar con la prensa adjudicándose la realización del concierto y hablando de las bondades de la música sobre la recuperación de los enfermos (!). Los mismos que se habían negado a permitir el ingreso de la orquesta y que solo accedieron de mala gana para que la comunidad médica no se entere de su actitud, ahora se presentaban como los hacedores de la experiencia. Primero nos miramos entre indignados y atónitos por lo que veíamos, luego nos causó gracia la actitud oportunista de esos mediocres. Hoy me preguntó ¿pueden curar a alguien esos tipos?

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