No es un secreto que la llamada "década infame" se caracterizó por traernos a los argentinos solo hambre y represión, y si nos dirigiéramos a la clase obrera, podemos decir que con ella, han tenido un tratamiento especial, ya que a los males conocidos, agregaron torturas, prisión y muerte de muchos trabajadores.
Los grandes monopolios internacionales habían llegado al poder gracias al aporte de armamento y equipo que aportaron las Fuerzas Armadas, que fueron las encargadas de presentar una fachada de gobierno "necesario" para frenar una supuesta debacle del país, esgrimiendo un prestigio que no tenían o que habían perdido hacía ya mucho tiempo, se apoderan del gobierno de Yrigoyen y comienzan a poner en práctica todas las "sugerencias" que reciben del poder central internacional.
No encontraron muchos escollos en su camino, el gobierno de Yrigoyen se debilitaba por la poca intención que tenía ‘el Peludo’, apodo con que lo conocía el pueblo, de aclarar sus planes y propósitos a la población, al que, se le agregaba las consecuencias de la gran debacle de la crisis del 29 que había desbaratado a los centros neurálgicos del mundo y que en la Argentina se hacía sentir con virulencia. Por su parte, los trabajadores tenían problemas en su organización, lo que ayudó a que la tarea de los militares se pudiera llevar adelante sin que aquellos pudieran enfrentarse a ellos por falta de organización. La dirección del movimiento obrero, no solo era de una tendencia reformista, sino que mayoritariamente se encontraba al servicio de las clases dominantes. Su apoyo al gobierno golpista de Uriburu primero y de Justo después era claro y abierto.
El 27 de Septiembre de 1930, meses después del golpe a Yrigoyen, se fusionan la USA de dirección sindicalista y la COA de orientación socialista, constituyéndose en CGT, pero claro, lo hacen sin realizar consultas con las bases ni congreso alguno. Los sindicatos pequeños, en cuya dirección se encontraban hombres de extracción comunista y sectores clasistas, quedó marginado de éste acuerdo, por lo que siguieron trabajando desde el Comité Nacional de Unidad Sindical Clasista. La FORA de V Congreso, en la que militaban los trabajadores anarquistas, tampoco son partes de esta CGT.
Una de las primeras actitudes de la nueva CGT fue apoyar y justificar el golpe del 30 y la ley marcial que imperaba en todo el país, pues según la opinión de sus directivos, que plasmaron en un comunicado, aseguraban que el gobierno lo hacía "para asegurar la tranquilidad pública".
A fines del 35 el Instituto de Estudios Económicos del Transporte, organismo que representaba a las empresas inglesas, decía de la CGT, en un documento que “había adquirido un tinte marcadamente colaboracionista, caracterizándose sus dirigentes por su espíritu predispuesto a aceptar las sugerencias hechas por el gobierno…”. Los dirigentes de la CGT (Tramonti, Domenech, etc.) declaraban a su vez muy sueltos de cuerpo que "nuestro interés está perfectamente ligado al de las empresas" en un comunicado, refiriéndose a las empresas inglesas dueñas de los ferrocarriles.
No debemos olvidar que todo esto se desarrollaba dentro de lo convenido en el pacto Roca-Ruciman, donde se establecía que el imperialismo británico se quedaría con el monopolio total del transporte y las comunicaciones (este pacto merece un estudio por separado).
Por supuesto, las luchas no tardaron en llegar cuando se decide reducir los salarios de los obreros, el gobierno de Uriburu, dispuesto a frenar las luchas obreras, introduce la picana eléctrica y crea la "Sección Especial de Represión al Comunismo", deportó a centenares de militantes, torturó y encarceló a otros cientos y mató decenas de trabajadores en el transcurso de las luchas, en especial a los comunistas y anarquistas. En el caso de éstos últimos fusila a 3 de ellos: Pepino, Di Giovanni y Scarfó. Cabe destacar que junto a la policía actuaban organizaciones paramilitares de la alta burguesía autodenominada "Legión Cívica Argentina".
Al tomar el poder el general Justo, sucesor de Uriburu, se inician las grandes huelgas. El gremio de los albañiles, recién organizado por fuera de la CGT, realiza el 17 de octubre de 1935 una asamblea y declara la huelga para el 23 de ese mes, su conducción estaba integrada por integrantes del partido comunista y en la primer huelga general de la década infame y precipita la caída de la dirección de la CGT que se hallaba en manos de reformistas, y que se opuso constantemente a la huelga, siendo ignorados por los trabajadores. 30.000 trabajadores del andamio habían iniciado una huelga y la adhesión y solidaridad no se hizo esperar, el resto de los trabajadores se declaró en huelga.
Fueron 96 días de intensas luchas y finaliza con el triunfo de los trabajadores y la creación de la Federación Nacional Única de toda la industria de la construcción, lo que permitió frenar la atomización de las organizaciones obreras.
Una vez mas, los trabajadores debieron enfrentar solos a las patronales, los monopolios, las fuerzas de represión y hasta a sus propios dirigentes y sin embargo, la unidad desde las bases, fortalecida por una alta conciencia de clase, logró lo que parecía imposible.
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