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17 de enero de 2010

Temas de discusión X

La libertad

Así como en tiempos pasados, una de las mayores preocupaciones intelectuales del hombre era plantearse ¿de donde venimos? ¿hacia donde vamos?, hoy, los acontecimientos que se vienen sucediendo en el mundo nos plantean preguntas mas acuciantes que, habitualmente funcionan como disparadores, a su vez de otros interrogantes y posiblemente la pregunta por la debamos empezar es ¿Qué es la libertad?, y a partir de allí poder iniciar nuestras cavilaciones sobre la forma de modificar este estado de cosas, ya que la mayor de las veces, no nos hace sentir libres.

La pregunta ¿Qué es la libertad? tiene tantas aristas, que pretender agotar el tema en unas pocas hojas garabateadas sin mas ayuda que algunos libros y las pocas luces de que la naturaleza nos dotó, la convertiría en una peregrina idea sin ninguna posibilidad de éxito, pero si sirve tan solo para ayudar a replantearnos algunos conceptos, quien escribe sentiría que ha logrado el objetivo.

Si bien, la mayoría de nosotros proviene de familia ‘creyente’, muchos hemos partido de allí para llegar al ‘hombre’, luego para entenderlo de él tuvimos que recalar en la política y así terminamos en el agnosticismo. De más está decir que me siento mejor discutiendo con un agnóstico, aunque tengamos discrepancias, que con alguien que está preso en la cárcel de la religión, de la idolatría, de las ‘verdades reveladas’, de los dogmas que llevan a la intolerancia. Prefiero la duda constante a esa certeza a la que solamente se llega cerrando los ojos a la realidad, y es esa duda la que me conectó con la tolerancia y el respeto al otro. Si tuviera que elegir, prefiero al Jesús sin rituales ni catecismos, ese muchacho palestino lleno de ideales y no al hombre-Dios que nos da (supuestamente), todas las respuestas sin posibilidad de cuestionarlas, ya que para los creyentes, la única respuesta a los interrogantes fundamentales del hombre es la respuesta, sin posibilidad de discusión, de su religión, y a partir de allí, se convierte en un discípulo arrodillado y tembloroso. Digamos que me cuesta entenderme con hombres incapaces de discutirlo todo sin dogmas.

Los totalitarios llaman a la libertad “un prejuicio burgués”, seguramente temeroso de ese gran don del hombre que es el único que permite al pueblo unirse para lograr ser el artífice de su destino.

La libertad no se realiza por si misma, es preciso construirla día a día, es tarea de la comunidad y obra de cada uno de nosotros, por eso nos permitimos afirmar que no hay libertad pasiva, libertad no es el derecho a un pensar en nada, tiene como método la búsqueda permanente de la verdad, pero es difícil hablar de la libertad de los que son sometidos permanentemente a la desocupación, la ignorancia, a la vida sin dignidad, a la diaria humillación de una vida dependiente, mientras miran como los adelantos técnicos de importancia son creados a partir de su esfuerzo pero a beneficio de otros hombres. Todos sabemos que la distribución desigual de los bienes de la humanidad (intelectuales y materiales) crea, con su injusticia, situaciones de violencia que no existirían si no existieran seres en esa situación oprobiosa.

Los romanos habían hecho de la libertad una diosa, los griegos le consagraron un templo, pero entendían la libertad según la conveniencia de la clase social que representaba. Aristóteles afirmaba que: “Es muy evidente que entre los hombres, unos son naturalmente libres y otros son naturalmente esclavos”. Para San Pablo “El sacrificio de Jesús ha liberado a los hombres a fin de que sean libres en Cristo, aún cuando permanezcan en las condiciones en que se hallan. De hecho, que si alguien es esclavo, aún cuando pueda ser libre, que siga siendo esclavo”.

Pero recordemos también que faltando unos 70 años para nuestra era, la antigüedad conoció la mayor lucha por la libertad que encabezó el héroe predilecto de los militantes revolucionarios de todas la épocas hasta el siglo XX, se llamaba Espartaco, aquel esclavo y gladiador que marchó hasta las puertas de Roma sembrando a su paso la libertad.

“No hay palabra que haya recibido mas significados y haya conmovido de tantas maneras los espíritus como la libertad! decía Montesquieu. ¿Acaso tendría razón Paul Valéry al decir que “esa palabra tiene mas valor que sentido”?.

En 1775, bajo el gobierno de George Washington, fue cuando se inició el proceso de liberación contra los ingleses en los E.E.U.U., y durante todo el proceso que llevó a expulsar los ejércitos de la reina de ese país, la palabra libertad fue bandera y argumento en todas las arengas a los soldados y al pueblo, y aunque los hombres de raza negra fueron los que mas derramaron su sangre en los combates para vencer al colonialismo inglés, a nadie se le ocurrió terminar con la esclavitud y explotación a que eran sometidos.

En Francia, J. J. Rousseau, al que muchos definen como el fundador del derecho, en su “Contrato Social” se le amputa a la libertad su ‘estado de naturaleza’ y luego queda reafirmada esa contradicción cuando en el artículo IV de la constitución, consagrado a la libertad, define a la propiedad privada como un derecho natural y no se refiere en ningún momento al derecho al trabajo. Eso nos lleva a otra pregunta ¿ Que es la libertad sin los medios de la libertad ?.

Alguna vez escuché o leí que alguien dijo que todos tenemos derecho a dormir bajo los puentes, pero casi nadie quiere ejercer ese derecho.

“Bajo el yugo de la pobreza, la lengua del hombre permanece encadenada” escribía Teognis en sus ‘poemas elegíacos’, cinco siglos antes de nuestra era. Hoy nosotros sabemos que solo las tomas de conciencia están en el origen de la evolución de los derechos, y de ella nace la Declaración Universal de los Derechos del Hombre en 1948.

Todas las declaraciones, por nobles que sean, no son suficientes, el hombre tiene que ser un militante de la vida para que se conviertan en realidad, debemos transformarnos en custodios de todos y cada uno de los derechos ganados, ya que, como decíamos anteriormente, la libertad no se realiza en si misma, que no hay libertad pasiva, que orar por ella o entregársela a alguien para que nos la controle, solo nos vuelve a llevar al camino de la esclavitud., sin olvidar que la libertad debe ser universal, negársela a un grupo de hombres, es negársela a uno mismo..

Durante la promulgación de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, Torres Bodet, entonces director de la UNESCO nos recordaba que “ Mientras se pueda violar impunemente uno solo de los derechos de uno solo de los hombres, la Declaración de las Naciones Unidas nos acusará a todos de cobardía, de complicidad y nos recordará que carecemos de humanidad”.

Todo lo tratado hasta aquí, corresponde exclusivamente a la visión de la libertad burguesa, lo que nos lleva a recordar que existe otra … LIBERTAD…

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