LA MURALLA TOMA PARTIDO POR NUESTRAS RAÍCES.

POR LAS VOCES PROHIBIDAS EN LAS PÁGINAS DE LA HISTORIA OFICIAL.

POR LA MEMORIA ACTIVA, POR UNA JUSTICIA POPULAR Y SOCIAL.

LA MURALLA TOMA PARTIDO POR LOS VERDADEROS REFERENTES

QUE LUCHARON Y LUCHAN POR UNA HUMANIDAD MEJOR.

LA MURALLA TOMA PARTIDO POR NUESTRA GENTE, COMPROMETIDA Y SOLIDARIA.



29 de septiembre de 2010

Hermandades


(De sabihondos y suicidas IV)

En el escrito anterior, estuve hablando de la comida del militante y las formas de buscarla cuando la plata no alcanzaba o las veces que tenía ganas de cobrarle a las grandes empresas su alimento, que si bien conseguíamos comer gratis y variado en supermercados de empresas extranjeras, también habría que hacer una mención especial para la parrilla ‘Pippo’ de Av. Corrientes y Montevideo en pleno centro de Buenos Aires y que era el lugar de reunión de muchos militantes que mientras almorzaban o cenaban en esas mesas con manteles de papel, donde muchos escribíamos nuestros primeros poemas, cuando no, compartiendo la mesa con otros compañeros, escribíamos lo que luego, en el local partidario se terminaría transformando en un volante exigiendo la libertad de algún compañero/a detenido de nuestra organización o nuestra solidaridad con alguna fábrica en lucha.

El lugar era el elegido por varias organizaciones y por varias razones, estaba en el centro neurálgico de la Ciudad, a escasos 60 metros del bar ‘La Paz’, donde recalaban los intelectuales intentando su primer libro o discutiendo alguna película del neorrealismo francés o italiano recién vista en el cine Lorraine, el Lorca o el Cine Arte, o alguna de origen ruso en le viejo cine Cosmos, y éstos estudiantes de filosofía y letras, o sociología, siempre tenían algo para aportar y los teníamos en cuenta para nuestros torpes escritos. En ‘Pippo’ uno deglutía un plato de vermicellis con una panera completa y un pote de queso rallado que habitualmente comíamos antes que nos trajeran los fideos, tal era el hambre que teníamos en aquellos tiempos.

Otra de las razones por las que íbamos a esa parrilla era que estaban los ‘cumpas’, aunque fueran de otra organización, y eso nos daba la tranquilidad de saber que si entraba la policía en los años 1969 o 70’ a pedir documentos o palparnos de armas, iban a tener que vérselas con todos los comensales si pretendían llevarse detenido a algún militante. Luego del 76’ cambió la forma de reprimir, pues salió el ejército a realizar requisas y entraban de a decenas y muy bien armados, lo que hacía casi imposible la resistencia.

La relación entre las organizaciones casi nunca era buena entre los dirigentes, aunque en las bases las relaciones eran cordiales y los marxistas formaban listas en común con loa peronistas revolucionarios, conocidos como ‘la tendencia’ en gremios, en las tomas de fábricas y en as asambleas de los sindicatos y si bien las discusiones eran duras y extremadas veces largas la mayoría de las veces, ambas partes ponían la mejor actitud para marchar juntas al menos en asuntos muy puntuales.

Esa relación, a veces tensa pero respetuosa, tenía su válvula de descompresión cuando en alguna circunstancia alguna podía demostrar mayor despliegue de coraje para dejar a la otra mal parada y de alguna manera obligada a tratar de emular la acción.

Para tratar de que se entienda de que estoy hablando contaré una anécdota ; en los años 69/70, una comisaría del bajo Flores, barrio bravo si los había, se hizo conocida por la militancia por la forma de maltratar a los detenidos políticos, cosa habitual a partir del golpe del 76’, cuando la crueldad y el sadismo se multiplicó por 100. a raíz de eso, decidimos, con un grupo de compañeros tomarnos revancha por las atrocidades que estaban cometiendo con algunos compañeros y luego de pensar un rato, decidimos darles, al menos, un dolor de cabeza. Tomamos un colectivo que no tenía pasajeros a las 3 de la mañana, hicimos descender al colectivero que quedó con tres compañeros cuidándolo para que no realice la denuncia hasta que nos diera tiempo de realizar el plan que habían pensado, y con orden de dejarlo libre luego de 30 minutos. Una vez conseguido el primer objetivo, nos fuimos tres mas hacia la comisaría, uno manejando y los otros dos tirados en el piso, provistos de aerosoles, llegamos a la comisaría en cuestión y el compañero a cargo del volante abre decididamente la puerta de adelante y de atrás . Luego de asegurarse que estaba estacionado justo en la vereda de enfrente a la puerta de la comisaría y el ‘chofer’ bajó hablando muy fuerte al consigna diciendo que lo habían asaltado y venía a hacer la denuncia, gritaba como si estuviera bajo los efectos de un ataque de nervios, diciendo que le habían llevado la recaudación y que el dueño no le creería y que era muy posible que perdiera el trabajo por ese hecho y quería que salieran los patrulleros a buscar a los ladrones. El consigna solo atinaba a decirle que sacara el ómnibus de allí porque estaba prohibido estacionar en ese sector, pero el compañero no lo escuchaba y seguía hablando sin parar, mientras nosotros bajamos sigilosamente por la puerta posterior que había quedado abierta adrede y agazapados y cubiertos por la carrocería enorme del ómnibus, escribimos en la pared “POLICIAS ASESINOS “, agregándole el nombre de nuestra organización, en tan solo 3 minutos que era el tiempo que suponíamos teníamos sin que sospechara el consigna, que seguía intimando al supuesto chofer que pusiera el ómnibus en la esquina y que volviera a hacer la denuncia. Cuando habían pasado los tres minutos, nuestro compañero accedió de mala gana a sacar la mole de allí y asegurando que dejaría el coche a la vuelta y que volvería en un minuto, subió de un salto, se aseguró de reojo que nosotros ya estábamos nuevamente tirados en el piso y salió rápidamente del lugar, anduvo 3 cuadras hasta una avenida, abandonamos la unidad y nos tomamos un taxi para salir de la zona rápidamente.

Al otro día, antes de las 2 de la tarde, hora en que la pintada fue cubierta con pintura blanca por la Policía, pasaron muchos compañeros que no entendían como se pudo haber realizado esa pintada sin caer presos. Guardamos el secreto por un tiempo y luego lo contamos, lo que generó que se convirtió en el comentario obligado durante dos semanas entre las ‘orgas’.

En todo momento y en cualquier circunstancia que nos tocaba vivir, había algo que me parece que hoy, salvo honrosas excepciones, es mucho mas difícil de lograr, era la confianza que nos despertaba el compañero. Todos teníamos conciencia que nuestra vida dependía de la actitud del compañero que nos tocaba en suerte y él estaba en las mismas condiciones. Siempre era posible que algo del plan original saliera mal, pero de algo debíamos estar seguros, el error nunca se debía a la traición o a la falta de de coraje, cada uno conocía su responsabilidad y no había dobleces ni traiciones. Nuestra caminata detrás de esa utopia esquiva, detrás de ese horizonte fugitivo que se nos escapaba entre las manos, era mas llevadera por ese compañero sin bajezas, por esa hermandad que a veces la sangre no nos da.

Quizás sea por eso que hoy, a pesar de los años, nos seguimos buscando y encontrando, para revalidar nuestra condición de hermanados por la vida.

1 comentario:

  1. RAMIRO! DISFRUTO MUCHO NUESTRA AMISTAD,GRACIAS POR ESCRIBIR, HABLAR Y BROMEAR

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