POR LAS VOCES PROHIBIDAS EN LAS PÁGINAS DE
LA MURALLA TOMA PARTIDO POR LOS VERDADEROS REFERENTES
QUE LUCHARON Y LUCHAN POR UNA HUMANIDAD MEJOR.
LA MURALLA TOMA PARTIDO POR NUESTRA GENTE, COMPROMETIDA Y SOLIDARIA.
19 de diciembre de 2012
CRONICAS CARCELARIAS IV
CRONICAS CARCELARIAS IV
‘La Paloma’
En la cárcel hay una forma de comunicarse entre dos presos que están en distintos pisos que es conocido como la Paloma, su característica es un extenso hilo y un paquete que puede ser una media vieja rellena con algo pesado para que el viento no lo mueva y de esa manera logre llevar el mensaje que es un papel atado. Luego de avisar de alguna manera (habitualmente es a los gritos) que alguien enviará una paloma y desde la ventana otro le contestará que están listos, el primero envía el paquete por entre las rejas y lo deja ir deslizándose por la pared, como cuando uno remonta un barrilete, pero en este caso el barrilete va en dirección al piso inferior, cuando llega al piso que uno quiere llegar, el receptor debe pescarla con un gancho de percha o cosa por el estilo y luego se empieza a izar hasta tener el mensaje en las manos y de la misma forma, luego se contesta.
Esa forma de comunicación tiene cómplices y son los vecinos de la cárcel o la gente que camina habitualmente por ahí, que en la mayoría de los casos son familiares de los presos que usan los gritos desde la calle para hablar con sus detenidos, y al ver la paloma seguían hablando como si nada pasara para no despertar sospechas y de esa forma apoyar a los presos en sus comunicaciones, y en la mayoría de las veces, al terminar de enviar la paloma, desde la calle, la gente nos levantaba el dedo pulgar para avisarnos que todo había salido bien.
Hay que destacar que sin el silencio cómplice de muchos vecinos, que sabían que éramos presos políticos y que luchábamos contra la dictadura y ayudaban como podían en esas acciones, no podríamos haber realizado algunas acciones ni formas de organización que nos permitían una sonrisa de esperanza para sobrevivir en ese infierno.
Ramiro Ross
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